¡Camarada, he aquí mi mano!
Te doy mi cariño, más precioso que el dinero,
Te entrego mi ser, en vez de darte prédicas o ley.
¿Quieres darte a mí? ¿Quieres venir a viajar conmigo?
Walt Whitman
[El corazón del hombre, Erich Fromm, FCE] :
¿Por qué gentes que tienen muchos motivos para vivir, o al menos así lo parece, piensan con calma en la destrucción de todo?... Una respuesta importante parece encontrarse en el hecho de que la mayor parte de las gentes están profundamente angustiadas –aunque en general inconscientemente- en sus vidas personales. La lucha constante para subir en la escala social y el miedo constante a fracasar crean un estado permanente de ansiedad y de tensión que hace que la persona corriente olvide la amenaza a su propia vida y a la del mundo.
… No hay vida de “las masas”, no hay vida en abstracto. Nuestra actitud hacia la vida se está haciendo hoy cada vez más mecánica. Nuestro propósito principal es producir cosas, y en el proceso de esta idolatría de las cosas nos convertimos en mercancías… La actitud hacia los hombres es ahora intelectual y abstracta. Se interesa uno en las personas como objetos, en sus propiedades comunes, en las reglas estadísticas de la conducta de las masas, no en los individuos vivos.
¿Seguiremos unidos tanto como duren nuestras vidas?
Walt Whitman
[El corazón del hombre, Erich Fromm, FCE] :
¿Por qué gentes que tienen muchos motivos para vivir, o al menos así lo parece, piensan con calma en la destrucción de todo?... Una respuesta importante parece encontrarse en el hecho de que la mayor parte de las gentes están profundamente angustiadas –aunque en general inconscientemente- en sus vidas personales. La lucha constante para subir en la escala social y el miedo constante a fracasar crean un estado permanente de ansiedad y de tensión que hace que la persona corriente olvide la amenaza a su propia vida y a la del mundo.
… No hay vida de “las masas”, no hay vida en abstracto. Nuestra actitud hacia la vida se está haciendo hoy cada vez más mecánica. Nuestro propósito principal es producir cosas, y en el proceso de esta idolatría de las cosas nos convertimos en mercancías… La actitud hacia los hombres es ahora intelectual y abstracta. Se interesa uno en las personas como objetos, en sus propiedades comunes, en las reglas estadísticas de la conducta de las masas, no en los individuos vivos.
El homo mechanicus espera que tiene que haber un botón que, al oprimirlo, traiga felicidad, amor, placer.
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